"Lo primero que creo puede
ser importante es plantearme y plantearles ¿a quién le quiero dirigir estas
palabras? Y en este sentido me hace bien imaginar que estas páginas las
pudieran leer la mamá que se ha levantado temprano y está preparando el
desayuno para el marido y los chicos, para después empezar todos, cada uno en
lo suyo, el trajín del día. O el papá que mientras se afeita piensa en todo lo
que le espera en el trabajo, mientras se le cruzan los rostros y las
dificultades de la casa. Se las quisiera decir al educador ‑la maestra, el
profesor, la directora, el preceptor, la secretaria, el portero‑ que va yendo a
su colegio, escuela o universidad para empezar la labor educativa, unos mirando
por la ventanilla del tren o del ómnibus, si tuvieron la suerte de conseguir
asiento, otros caminando por el pueblo y saludando al paso a todos, porque
todos conocen al maestro o la maestra, otros a caballo por las picadas del
monte, o por los senderos de las montañas, otros en botes, rumbo a las islas.Y,
¿qué querría decirles? Creo que querría animarlos diciéndoles estas tres
verdades, con las que hace más de diez años el Cardenal Martini describió lo
que significa el desafío de "educar hoy”: que educar es ciertamente
difícil, pero a pesar de todo posible, y sobre todo y fundamentalmente bello".
P. Ángel Rossi
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